San Antonio de Padua, nuestro Patrono Institucional,
"Bendice e ilumina a los Maestros Murillanos"
POEMA AL MAESTRO
Viviendo
entre otras vidas, olvida su propia vida,
destruyendo
las tinieblas de la ignorancia gana su guerra,
su mayor paga
son las respuestas de sus alumnos,
reír con
ellos es su mayor goce.
Aunque triste
esté, sonriente se le ve
la imagen más
perfecta de comprensión y amor.
Su tiempo lo
regaló y nunca lo discutió.
Unos lo
quisieron, otros lo olvidaron
Más él
siempre los quiso a todos.
Ahora, lento
camina, el viento lo vence
y su voz ya
no luce galante como cuando les leía.
Sentado está,
mirando el cielo, sus ojos se cierran,
su mano cae y
deja libre una hoja de papel.
La última
nota escrita, el viento la entona
y la impulsa
sobre la corriente de un río.
Me llevo el
gran triunfo de saber que ustedes,
mis hijos,
mis alumnos queridos,
representan
en cada gesto, en cada andar, en cada vibración
pedazos de mí
espíritu
que ahora ya
son hombres seguros,
con ideales
firmes y honestos.
Si algunos se
pierden en esta rueda que es la vida,
volveré en la
frase de un amigo, en la mirada de un niño,
en el
entrecejo de un padre, o la caricia de una madre,
y te haré
recordar, cuál es tú ‘camino’.
Autor: Pablo Neruda
Con cariño para ustedes "Feliz día maestro"
LA ORACIÓN DE LA MAESTRA
¡Señor!
Tú que enseñaste, perdona que yo enseñe; que lleve el nombre de maestra, que Tú
llevaste por la Tierra.
Dame
el amor único de mi escuela; que ni la quemadura de la belleza sea capaz de robarle
mi ternura de todos los instantes.
Maestro,
hazme perdurable el fervor y pasajero el desencanto. Arranca de mí este impuro
deseo de justicia que aún me turba, la protesta que sube de mí cuando me
hieren. No me duela la incomprensión ni me entristezca el olvido de las que
enseñé.
Dame
el ser más madre que las madres, para poder amar y defender como ellas lo que
no es carne de mis carnes. Alcance a hacer de una de mis niñas mi verso
perfecto y a dejarte en ella clavada mi más penetrante melodía para cuando mis
labios no canten más.
Muéstrame
posible tu Evangelio en mi tiempo, para que no renuncie a la batalla de cada
hora por él.
Pon
en mi escuela democrática el resplandor que se cernía sobre tu corro de niños
descalzos,
Hazme
fuerte aun en mi desvalimiento de mujer, y de mujer pobre; hazme despreciadora
de todo poder que no sea puro, de toda presión que no sea la de tu voluntad
ardiente sobre mi vida. ¡Amigo, acompáñame!, ¡sosténme! Muchas veces no tendré
sino a Ti a mi lado. Cuando mi doctrina sea más cabal y más quemante mi verdad,
me quedaré sin los mundanos; pero Tú me oprimirás entonces contra tu corazón,
el que supo harto de soledad y desamparo.
Yo
sólo buscaré en tu mirada las aprobaciones.
Dame
sencillez y dame profundidad; líbrame de ser complicada o banal en mi lección
cotidiana.
Dame
el levantar los ojos de mi pecho con heridas al entrar cada mañana a mi
escuela. Que no lleve a mi mesa de trabajo mis pequeños afanes materiales, mis
menudos dolores.
Aligérame
la mano en el castigo y suavízame más en la caricia. ¡Reprenda con dolor, para
saber que he corregido amando! Haz que haga de espíritu mi escuela de
ladrillos. Le envuelva la llamarada de mi entusiasmo su atrio pobre, su sala
desnuda.
Mi
corazón le sea más columna y mi buena voluntad más oro que las columnas y el
oro de las escuelas ricas.
¡Y,
por fin, recuérdame, desde la palidez del lienzo de Velázquez, que enseñar y
amar intensamente sobre la Tierra es llegar al último día con el lanzazo de
Longinos de costado a costado!
Autora:
Gabriela Mistral
AGASAJO DEL PERSONAL ADMINISTRATIVO A LOS MAESTROS
Muchas gracias al personal administrativo por su deferencia hacia los maestros.
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