¿Cuándo se celebra?
El Día Internacional del Libro
Infantil y Juvenil se celebra cada año el 2 de abril. Es un día en el que se
crean diversas iniciativas para generar hábitos de lectura sobre todo en los niños
y en los jóvenes.
Origen
El Día Internacional del Libro
Infantil y Juvenil es un día promovido por la Organización Internacional para
el Libro Juvenil (IBBY) desde el año 1967. Fue elegido el 2 de abril
coincidiendo con la fecha del nacimiento del escritor danés Hans Christian
Andersen.
Hans Christian Andersen
Escritor y poeta nacido en Odense,
Dinamarca el 2 de abril de 1805. Es considerado como el más célebre de los
escritores románticos daneses. Su infancia fue muy dura por los escasos
recursos familiares.
A la edad de los catorce años se
trasladó a Copenhague para trabajar en el teatro. Gracias al director de teatro
Jonas Collin consiguió terminar sus estudios e iniciar su carrera literaria.
Cuentos de Andersen
Dentro de su enorme legado se
encuentran numerosos libros para niños y de lectura juvenil, entre los que se
encuentran:
La Sirenita (1837).
El ruiseñor (1843).
El patito feo (1843).
El soldadito de plomo (1838).
¿Cómo se celebra?
Este día está lleno de actividades
para los niños y jóvenes con la intención de que comiencen a leer y lleguen a
tener afición por la lectura.
Las bibliotecas infantiles
municipales realizan diversos talleres a los que acuden los niños acompañados
por sus profesores. Podrán participar de pequeños teatros, marionetas, etc. que
harán despertar diferentes sentidos en los niños.
En los colegios también los niños
pueden participar de diversas iniciativas en las que los niños además de leer
libros infantiles se realizan diversas actividades para colorear aquellos
libros que son para pintar.
Es muy usual que en el Día
Internacional de la Lectura Infantil y Juvenil que muchas familias acudan a las
librerías y compren a sus hijos un libro adecuado para su edad.
¡Crezcamos con los libros!
En mi más tierna infancia me gustaba construir casitas con
bloques y todo tipo de juguetes, solía usar como tejado libros infantiles
ilustrados; en sueños, subía hasta el interior la casa, me acostaba en la cama
hecha con cajas de cerillas y contemplaba las nubes o el cielo estrellado, todo
dependía de la imagen que más me gustase.
Instintivamente, seguí la ley de vida de todo niño que busca
inventarse un ambiente cómodo y seguro, para conseguirlo, un libro infantil fue
de auténtica ayuda.
Después me hice mayor y aprendí a leer, en mi imaginación, un
libro comenzó a parecerse más una mariposa o incluso un pájaro, que a un
tejado. Las páginas del libro eran como alas y susurros. Era como si el libro
situado en el alféizar saliera volando inesperadamente por la ventana abierta
hacia espacios desconocidos. Lo cogí, lo empecé a leer y el libro se
tranquilizó. Después lo seguí a través de otros mundos y parajes, mientras mi
universo imaginario se iba extendiendo.
¡Qué alegría tener un nuevo libro en mis manos! Al principio
no sabes de qué trata, te resistes a la tentación de abrirlo por la última
página, ¡y qué bien huele! No es posible descomponer su olor: tinta, pegamento…
no, no lo es. Tiene un aroma especial a libro, uno excitante y único. Las
puntas de algunas páginas se pegaban como si el libro no se hubiera despertado
aún, se despierta cuando lo empiezas a leer.
A medida que vas creciendo el mundo de alrededor se va
complicando. Te enfrentas a cuestiones que incluso un adulto es incapaz de
resolver. Sin embargo, es conveniente poder compartir las dudas y los secretos
con alguien, por tanto aquí es cuando el libro viene en tu ayuda. Probablemente
muchos de nosotros nos hemos planteado: ¡yo he escrito este libro! Y el
personaje favorito de pronto parece ser como tú. Vive los mismos problemas y
los trata con dignidad; otro personaje no se parece a ti en nada pero quieres
que sea como tu ideal, pretendes ser tan valiente y capaz como él.
Me hace reír cuando un chico o una chica dice “no me gusta
leer”, no les creo, seguro que toman helado, juegan y ven películas muy
interesantes. En otras palabras, les gusta divertirse. La lectura, frente el
desarrollo de los sentimientos y la personalidad, no es una tarea tan
agotadora, si bien, ante todo, es un gran placer.
¡Precisamente, esta es la intención de los autores que
escriben libros para niños!
Yana Svedova:
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