LA CANCIÓN DEL MAESTRO
Manolo G. Manrique
Los niños son almas que mi alma ilumina
violetas que aroman mi huerto interior;
son besos de aurora y arrullos de fuente,
sonrisas de arcángel y efluvios de amor.
Mi vida con ellos transcurre dichosa
sin nubes que opacan ni penas que enlutan
pues tienen fulgores de luz matutina
las plácidas horas que alegres disfrutan.
Les debo a mis niños la gloria secreta
de hacer provechosa mi humilde labor,
de ser cual un río que alegre susurra
dejando en mi orilla un fresco verdor.
Yo quiero por esto, formar a mis niños
legión de artesanos que aspiren el bien
y anhelo que ganen, por buenos y honrados
laureles preciosos de adorno en su sien.
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Preparándose para festejar al maestro
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