FAMILIA MURILLANA
Entendemos que las familias son
fundamentales para que los niños y niñas reciban una educación afectuosa y
desarrollen habilidades que necesitan para ser parte de la sociedad. El
desarrollo de este afecto no se basa en la genética, sino en relaciones
significativas y por eso podemos decir que la “familia” va más allá de los
padres biológicos. Es un adulto responsable con quién hay vínculos afectivos y
sirve de referente para el niño o la niña.
Una familia es mucho más que
resolver las necesidades básicas de los niños como la alimentación y el
vestido, pues tiene una gran incidencia en el desarrollo social y emocional de
todos los seres humanos. Allí adquirimos las habilidades necesarias para
afrontar la vida de adultos y desarrollar todo nuestro potencial. Nuestras familias
nos conducen en formas de ver el mundo, pensar, comportarnos y valorar la vida
y la de los otros.
La familia le ayuda a los niños y
niñas a aprender quienes son, desarrollar su personalidad y les brinda apoyo
emocional. El ambiente en que crecen los niños define elementos fundamentales
para el resto de su vida.
Por todo lo anterior, nuestra
promesa es que los niños, niñas, adolescentes y jóvenes vivan en el calor de un
hogar. Estamos convencidos de que para lograr el desarrollo integral de un
niño, niña, adolescente o joven es fundamental que crezcan en un ambiente
protector familiar, donde el afecto, el respeto, el cuidado, el amor y la
protección les permitan desarrollarse plenamente hasta lograr una vida
independiente y autónoma.
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