1 de mayo se conmemora el Día
del Trabajador, hoy conocido como Día del Trabajo, y es una buena metáfora de
la selectividad con la que suelen funcionar los procesos sociales en nuestro
país.
El Día del Trabajo estará por
siempre relacionado con el movimiento socialista de trabajadores a nivel
mundial. La ejecución de un grupo de cinco trabajadores que abogaban por la
consecución de las ocho horas laborales diarias (estos obreros pertenecían a un
sindicato en los Estados Unidos de Norteamérica), dio origen a la celebración
que se realiza en muchos países el 1 de mayo. La huelga, llevada a cabo por
estos trabajadores, tuvo lugar el 1 de mayo de 1886 y alcanzó su momento más
violento el 4 de mayo en la denominada revuelta de Haymarket Square (Chicago).
En dicha revuelta, alguien que nunca pudo ser identificado, lanzó una bomba a
la policía, que estaba utilizando métodos represivos para controlar a los
manifestantes de una marcha que, hasta ese momento, había sido pacífica.
La bomba acabó con la vida de
quince policías. Producto de estos hechos, se realizó un juicio mediante el
cual los ocho trabajadores fueron confrontados con un tribunal que, finalmente,
resolvió sentenciar a muerte a cinco de los ocho obreros. Años después de su
realización, el juicio fue revisado y considerado como injusto, parcial y
completamente desequilibrado.
Los sucesos acaecidos en
Chicago permitieron que la jornada laboral de ocho horas diarias empezara a ser
tomada en cuenta por los empleadores alrededor del mundo. En el mismo año 1886,
el presidente norteamericano Andrew Johnson, promulgó la ley conocida como
Ingersoll, esta ley establecía que ningún trabajador debía laborar más de ocho
horas diarias.
Irónicamente, cuando finalmente
se obtuvo la jornada laboral que no excediera las ocho horas, la celebración
del Día del Trabajo no se institucionalizó dentro del calendario de la sociedad
de los Estados Unidos que actualmente celebra el Labor’s day o Día del Trabajo,
el primer lunes de septiembre (esta celebración fue cambiada para esta fecha
por temor del gobierno de los Estados Unidos a conmemorar una fiesta
considerada como socialista). En 1954, la iglesia se unió a la celebración de
los trabajadores de Chicago y el Papa instauró el día de San José Obrero,
conocido hoy en día como el Día del Trabajo.
Con el reconocimiento del 1 de
mayo como Día Internacional del Trabajador, se reivindicó la lucha de los
iniciadores de una gesta que elevó y resaltó la dignidad de quienes mediante el
ejercicio de una profesión u oficio sustentan a sus respectivas familias.
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